OTOÑO



Quizá todos los días sean eso:
dejar que entre el otoño
y te pierda. 

Pero el otoño es indeseable
pertenece a los bosques
y los bosque nos dan miedo.

Los bosques de verdad, claro.
los que se mueven;
no los bosques de hojas pardas y secas
que crujen en el suelo: 
qué bonito el otoño.

No eso.

El otoño es cruel y sincero
porque nos desnuda
y nos devuelve el sabor amargo
del corazón confuso:
aún con el verano obsceno
todavía en las venas.

Por eso, no pienses que te escapas.
Implacable, el otoño, te arranca los frutos
y te deja a solas, otra vez,
con las heridas abiertas
y los huesos partidos.

(Y cómo duele el otoño
cuando la vida está hecha
de cristales y vestigios)

El otoño invita al bosque. 
"Solo para valientes", dice,
para los que confían
para los que saben que su vida no está en la piel,
sino en la sangre:
en un animal,
esa hermosa serpiente que nos crece
desde el vientre hasta las manos
cuando todo está perdido.

Otoño, bosque y serpiente,
una marca en el cuello
y un hechizo que te encuentra,
así comienza
la vida de los que serán
leyenda de su propia historia.

Queda algo: vivir sin otoño 
es como viajar a la gruta del invierno
sin cruzar por el bosque;

pero eso es mentira,
y ya lo sabes.






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