LOS ABRAZOS CLANDESTINOS

LOS ABRAZOS CLANDESTINOS

Quedaban en las esquinas a contraluz
en los ángulos muertos de las cámaras vigilantes
en los ascensores de edificios de 12 plantas
al anochecer con sus mascotas como pretexto
y se aseguraban de que nadie les viera
entonces
con la clave de la mano derecha junto al cuerpo
dedos extendidos hacia abajo y pulgar cruzado
se iban acercando 
poco a poco
verificando la trayectoria de los cuerpos
comenzando el tránsito de la mirada perdida
a la mirada cómplice
de repente notaban pasos y se quedaban inmóviles
como estatuas adecuadas a la norma
“Paseantes de perro autorizados.
Normativa 5”
a veces de soslayo aparecía 
la sombra imaginada de un hombre armado con fusil
y metralleta
una sombra virtual instalada
en la recámara
la recámara fantasmagórica de las mentiras inculcadas
luego pasaba
y retomaban los pasos uno a uno
contando los instantes
cuanto más despacio más vibrantes
uno… dos… tres… cuatro…

y entonces era irreal e inexplicable
su mirada en la mía 
su corazón contra el mío
la ternura como si nunca la hubiera conocido
la comodidad recién inventada
el amor aún sin abuso
un abrazo
una respiración compartida
el olor fecundo de un encuentro
el cariño que habíamos olvidado
y la vida otra vez
la vida que nos habían robado
                     
                                                        JARA

Vidal Cusi, El Último Abrazo, La Paz, Bolivia, MAC

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