TODO ES BLANCO EN LOS HOSPITALES

Todo es blanco
en los hospitales:
las paredes y las sonrisas
las heridas y las pastillas
las luces y las sombras;
la obscenidad
se vuelve aséptica
como en un bar higienizado.

Hay un trato ansinquietante
en el aire
de su personal,
cómo si fueran lejías
encarnadas
en uniformes aún más limpios
(comprendería que en su casa
defendieran la tosquedad
de la carne y sus desvaríos:
me imagino lujurias de colores
y chillidos liberados
de vuelta al umbral).

Pero en el hospital, sin embargo,
la muerte
lucha por no ser blanca.

Real e inevitable,
la vence también el brillo;
se vuelve translúcida
a base de fentanilo
y morfina,
cayendo gota x gota
en cristalinos sueros;
haciéndose milagrosa
en la sangre
que redime.

Quizás porque se hace
sigilosa,
la muerte respira
y no se atreve a despertarnos:
nos deja y nos abraza.
Y así todo sucede
suavemente,
con aura y simpleza,
perdonándonos:
inocentes de una vida oscura,
que jamás hubiéramos vivido.

@josejarapoesia



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