CONTEMPLACIÓN

He caminado hasta el final del espigón. 
Me he sentado en una piedra
dura, caliza, espinosa,
importada
expresamente para crear
un límite a la costa.

Desde allí 
se avista la isla,
los dos bordes que cierran la bahía:
los astilleros
y el puerto.
Entremedio dos playas.
El sol está alto
pero los reflejos 
ciegan como si estuviera
al ras.
Las gaviotas merodean 
los restos de alguna pesca
clandestina.
Hay una colonia de gatos
que han aprendido
a seducir turistas.
No quedan ratas.
El aire es latente,
"lebeche y fresquet",
dicen aquí.

Reconforta saber 
que todo está bien.

Me levanto,
y antes de irme
memorizo mi asiento.

De vuelta
me pregunto
cómo pueden brotar
tantas palabras 
de la dureza hostil
de una roca erosionada.

#contemplacion
@josejarapoesia













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